El primer día de clase

            Acaba el verano y con él el tiempo de diversión, calor, despreocupación, etc… Yo también, he ido al monte, he tomado el sol, he leído, he cargado las pilas,… hasta he preparado apuntes para las materias que daré este curso. ¡Sí, los profeores también trabajamos!

            Entre los varios libros que he leído este verano está «El Profesor«, una autobiografía de un viejo irlandés-norteamericano llamado Frank McCourt, que después de ser soldado y obrero en un muelle, casi por azar del destino, se convierte en profesor de secundaria. Entre las muchas citas que subrayé a lo largo de la entretenida lectura de su libro, aparece esta que cuenta cómo fue su primer día en el instituto de Formación Profesional y Técnico McKee, en el distrito de Staten Island, de la ciudad de Nueva York.

”Ya están aquí. La puerta da un golpe contra la repisa de la pizarra, levanta una nube de polvo de tiza. Entrar en un aula es toda una operación. ¿No podrían entrar tranquilamente en el aula, dar los buenos días y sentarse? Oh, no. Tiene que darse empujones y codazo. Uno dice «eh» con un tono de amenaza humorística, y otro le replica «eh». Se insultan mutuamente, no prestan atención al timbre que anuncia el principio de la clase, tardan lo suyo en sentarse. «Qué bien, chica, mira, ahí hay un profesor nuevo, y los profesores nuevos no saben una mierda. ¿Qué? ¿El timbre? ¿Profesor? Un tipo nuevo. ¿Quién es? ¿Qué más da?» Hablan con amigos desde el otro extremo del aula, estiran las piernas, se ríen si hacen tropezar a alguien. Miran por la ventana.”

            ¿Os suena de algo?

            Al final no nos pregunta la lección, pero sí nos lanza un reto, haciéndonos la pregunta más fundamental que tenemos que hacernos todos los profesores: < ¿Qué es la educación, en todo caso?> Frank no nos da la respuesta, pero si nos entrega la siguiente reflexión que hizo frente a su clase cuando era maestro: <Si no aprendieron nada es porque estaban dormidos en mi clase, y si estaban dormidos es porque soy un profesor muy malo>.

            No creo que ninguno de vosotros se quede dormido en mis clases, pues haré todo lo posible por no aburriros con clases magistrales en las que sólo tengáis que memorizar unos contenidos para un examen y luego que luego se os olvidaran. Espero que juntos hagamos unas clases amenas, entretenidas,… y sobre todo que os sirvan.

            Así que, bienvenidos a este nuevo curso académico y a disfrutar. ¡Qué no hay nada más entretenido que aprender! Ya me lo diréis en junio del 2012.